Mucho tiempo, mucha distancia...

Hemos recorrido un largo camino juntos, un largo camino que no ha hecho otra cosa que distanciarnos aún más que los kilómetros que nos separan habitualmente. Demasiado tiempo juntos, pero infinitamente separados, casi siempre unidos sólo por esas ondas que llevaban nuestra voz hasta el otro. Ha sido un camino muy largo, pero ha sido una espera aún mayor. "El que espera desespera", había oído en multitud de ocasiones. Hoy entiendo esa frase a la perfección. El tiempo que todo lo cura, que cicatriza heridas, es capaz también de acabar con todo, incluso con la ilusión de quien se ilusiona demasiado a menudo por un encuentro que casi nunca llega. No puedo más. Mi corazón se asemeja a los pies de quien recorre el Camino de Santiago, plagado de heridas, que ni la fe ni el amor pueden curar... quizás porque no hay ya suficiente fe, quizás porque no hay suficiente amor...
Dicen que todo lo que empieza tiene un final. Desde luego este no era el final soñado, aunque en algunas ocasiones se pudo intuir. No me siento feliz, ni siquiera me siento bien. He perdido otra "batalla" en esta guerra que es mi vida, y poco queda ya por lo que seguir luchando...